Vivencias académicas que potencializan el desarrollo humano

La materia de Técnicas y Estrategias de Prevención se dirige a estudiantes de segundo semestre que están desarrollando habilidades para trabajar en escenarios reales, poseen poca experiencia porque apenas llevan una práctica académica finalizada, por lo que esta materia les ayuda a adquirir autoconfianza para desenvolverse en ámbitos académicos externos a la universidad y aprender a manejar grupos. La materia, aunque no es práctica por sí misma, yo la imparto de manera que puedan practicar el acercamiento a una población específica, realizando ejercicios de simulación en el salón de clases, en donde se escenifica el rol de los beneficiarios y el de los facilitadores de talleres de prevención. Dichas actividades fomentan el desarrollo de habilidades como la capacidad de atención, escucha activa y empatía; adquieren herramientas de comunicación asertiva y efectiva; además aprenden a manejar problemáticas o situaciones específicas que se pudieran presentar durante la impartición de un taller, por ejemplo: el manejo de inconformidades en los participantes, falta de habilidades cognitivas por parte de los mismos, control del tiempo, etc.

Los alumnos elaboran a lo largo del semestre un programa de prevención, donde ellos eligen el tema de su preferencia y la población que les genere mayor interés, esto con el fin de que se involucren y se motiven al seleccionar lo que para ellos es atractivo o bien, eligen poblaciones con las cuales ya han trabajado y en las que ya han observado problemas o necesidades específicas, al tener previamente contacto directo con la población. El programa de prevención lo empiezan a elaborar desde el primer día de clases y lo finalizan cuando falta una tercera parte para que termine el semestre. El resto del semestre presentan sus talleres, aplicando una sesión del mismo a sus compañeros, los cuales fungen como la población a quien está dirigido el programa de prevención. Es decir, lo alumnos que reciben el taller deben representar y ponerse en el lugar de los beneficiarios, que podrían ser de diversas edades, por ejemplo niños o personas de la tercera edad; asimismo, representan beneficiarios que se encuentran en diversas circunstancias de vida, con diferentes problemáticas y de muy variados contextos socioculturales, por ejemplo, en ocasiones les toca representar obreros, madres de familia, adolescentes embarazadas, niños con enfermedades terminales, cuidadores de ancianos en asilos, padres de niños quemados, personas que se encuentran en la cárcel, etc. Lo anterior se hace con una doble finalidad: 1) Por un lado, al simular las sesiones del taller, los que imparten el mismo desarrollan y practican habilidades relacionadas con el manejo de grupos y comunicación asertiva, haciendo uso óptimo del lenguaje verbal y no verbal. Deben dirigirse al grupo como si fuera la población real, realizar actividades acordes al tema de prevención y estas deben ser adecuadas a las características propias de la población. 2) Por otra parte, los alumnos que reciben la sesión del taller, al tener que representar a la población objetivo, les permite realizar un ejercicio de empatía, al "ponerse en los zapatos" de los beneficiarios, ya que en toda la sesión, los alumnos, deben participar, responder y ejecutar las actividades de acuerdo a como se imaginan que la población objetivo lo haría. Lo anterior, también permite que los alumnos experimenten lo que implica recibir un taller, percibiendo los elementos que como participantes les hacen sentir cómodos, motivados e involucrados, o bien aquellos que generan lo contrario: rechazo, incomodidad, desmotivación o confusión al momento de participar en la sesión. Dentro de los requisitos que se establecen para la elaboración de la sesión, es que las actividades deben ser prioritariamente dinámicas vivenciales, lo cual permite a los alumnos que imparten el taller aprender a hacer manejo de situaciones emocionales que se pueden generar y, además, el grupo en general reconoce el potencial de dichas estrategias de trabajo para el uso en el ámbito de la psicología. Durante la aplicación de las sesiones, el profesor evalúa el proceso de acuerdo a una serie de lineamientos preestablecidos como por ejemplo: Control y manejo grupal, capacidad para dar instrucciones claras, adecuado uso del lenguaje no verbal, uso del lenguaje verbal apropiado para la población, optimización del tiempo e implementación de actividades adecuadas de apertura para generar rapport y de cierre de taller. Al finalizar la sesión se hace una retroalimentación grupal en la cual, tanto los que impartieron el taller como los que lo recibieron, comentan sus experiencias, sensaciones y percepciones acerca del mismo. Se evalúa la pertinencia de las actividades para la población, así como la forma de impartirse. Posteriormente la profesora da su retroalimentación a los facilitadores. El proceso descrito anteriormente, permite que el alumno tenga un mayor conocimiento de sí mismo, haciendo reflexiones personales acerca de las habilidades con las que cuenta para desempeñarse en diversas tareas requeridas para el ejercicio profesional de la carrera.

Los alumnos adquieren habilidades para desenvolverse de forma más óptima en las prácticas que realizarán a lo largo de la carrera. Les genera mayor confianza para hablar en público, dirigirse a un grupo y coordinar actividades grupales, además de hacer reflexiones pertinentes de acuerdo al contexto. Lo anterior, les será útil en su desempeño en diversas áreas de la psicología, ya que en varios ámbitos profesionales se requiere el manejo grupal, como en grupos psicoterapéuticos, equipos de trabajo en el área laboral y grupos comunitarios, entre otros. Los alumnos, desde que elaboran su programa de prevención, se sensibilizan con diferentes problemáticas. Asimismo, el impartir y recibir las sesiones con dinámicas vivenciales, permite conectar más con las poblaciones vulnerables y reconocer la naturaleza humana de las mismas, generando mayor responsabilidad social y mayor conciencia de la necesidad de justicia social. Finalmente, las dinámicas realizadas fomentan el aprendizaje académico, los alumnos hacen uso de ambos hemisferios cerebrales al aplicar conceptos teóricos y técnicas de ejercicios vivenciales que frecuentemente son de carácter lúdico, artístico y recreativo. Lo anterior permite la adquisición de conocimientos teóricos y prácticos de manera conjunta.

En mi experiencia, uno de los principales retos es lograr que los alumnos reconozcan, en primera instancia, la necesidad de conocer de forma profunda y detallada a la población a la que se dirigen los programas de prevención, para que estos sean efectivos. Me parece trascendental que el alumno aprenda a percibir los diferentes contextos para que pueda identificar la forma más efectiva de acercarse y vincularse con los beneficiarios. Asimismo busco que los alumnos puedan hacer a un lado prejuicios o etiquetas y que logren empatizar con los beneficiarios para que reconozcan las necesidades específicas de los mismos.