"Sin pasión nada grande se ha hecho en la historia", Hegel.

Estudiantes de la licenciatura en Filosofía. En algunos casos son también de otras carreras de la división de humanidades. La mayoría son estudiantes jóvenes, en búsqueda de clarificar si la carrera de filosofía es su vocación. Con poco conocimiento de la historia de la filosofía, lo cual es un reto pues las materias que enseño son sistemáticas y debo incluir siempre una parte histórica. Normalmente son grupos de alrededor de diez estudiantes, en salones muy diversos, algunos de ellos, en ocasiones, demasiado grandes o, como en el semestre actual, un salón ubicado en el edificio de la nueva biblioteca, que ofrece varios retos por el calor, la luz, y la disposición de las bancas.

Si pudiera hablar de algún logro diría que es el de ayudarle a clarificar su vocación filosófica, ya sea que se vayan a dedicar profesionalmente a ella o no. Mi satisfacción mayor es cuando veo los ensayos finales de algunos alumnos y veo que se apasionaron con las preguntas planteadas. También he tenido alumnos de otras carreras que me dicen que la clase les ayudó mucho en ver lo fundamental que es la filosofía en su formación humana.

Si pudiera hablar de algún logro diría que es el de ayudarle a clarificar su vocación filosófica, ya sea que se vayan a dedicar profesionalmente a ella o no. Mi satisfacción mayor es cuando veo los ensayos finales de algunos alumnos y veo que se apasionaron con las preguntas planteadas. También he tenido alumnos de otras carreras que me dicen que la clase les ayudó mucho en ver lo fundamental que es la filosofía en su formación humana.

No reflexiono lo suficiente sobre nuevas prácticas docentes que debería introducir en donde estoy viendo problemas. Por ejemplo, sé de algunos profesores que preparan guías con preguntas para las lecturas que se dejan a los alumnos, yo me propongo hacerlo para la siguiente clase y no lo hago. Mi problema constante es qué hacer contra el enemigo digital. Creo que eso lo debemos reflexionar a fondo como Universidad. Creo que la duración de dos horas de la clase ya es obsoleta, y que se debería asumir una política clara sobre qué hacer con el enemigo digital; esta problemática se presenta tanto en los alumnos como en los profesores, por ejemplo: cuando asistimos a una ponencia o conferencia he notado que el público se distrae con el uso de los celulares, y el público muchas veces está conformado por profesores. También mencioné el reto de no poder tener más pláticas personales con cada alumno. Otro reto es que las actividades de investigación no siempre se compaginan bien con el tiempo que puede uno dedicar a la circundocencia.