La calidad es hacer el bien, haciendo las cosas bien

Alumnos de primero y segundo semestres de la Maestría en Ingeniería de Calidad, normalmente son alumnos que ya trabajan y las materias tienen un componente teórico que se ve en clase y otro práctico que tienen que aplicar en sus entornos laborales. Otra materia se da en línea y también tiene un componente teórico y otro práctico. En general, en esta maestría se tienen que aplicar los conocimientos para que exista aprendizaje significativo. Los alumnos normalmente trabajan en empresas industriales y provienen de licenciaturas en ingeniería. La maestría busca formar especialistas en calidad que se conviertan en factores de cambio en sus organizaciones, ya que no para mejorar es imprescindible cambiar pues no se puede ser mejor haciendo todo igual que siempre. La calidad tiene dos pilares principales: la satisfacción de las necesidades de las partes interesadas, especialmente del cliente, y la mejora continua de los productos, servicios y procesos. Sin embargo, uno de los principios fundamentales de la calidad es que no se puede ser un mejor profesional o empleado o empresario, si primero no sé es una mejor persona. El ámbito de práctica de los especialistas de calidad incluye toda la gama de actividades humanas y es parte de lo que pretendo transmitir a mis alumnos, no sólo se trata de mejorar el producto que se fabrica en una máquina en una empresa manufacturera, sino los mismos conocimientos y métodos sirven para construir políticas públicas, conducir los planes de grandes corporaciones multinacionales, o mejorar las prácticas de negocio de una pequeña tienda, o de una organización de productores comunitarios en la sierra de Guerrero. Pretendemos que los egresados de la maestría puedan colaborar en cualquiera de esos ámbitos. Los estudiantes de la maestría son jóvenes interesados en mejorar la vida de sus semejantes y la suya, a través de compartirles métodos estructurados y sistemáticos, orientados en procesos y en la satisfacción de necesidades.

Uno de los elementos que para mí han sido muy útiles desde que empecé a impartir clases, hace más de 22 años, fue una meticulosa planeación de cada clase, a través de un plan de sesión detallado. En el caso de las clases presenciales es necesario compartir que la estructura de las clases en la maestría de Ingeniería de calidad incluye sesiones de seis horas consecutivas, los viernes en la tarde y seis horas consecutivas los sábados en la mañana. Esta situación implica un doble desafío, ya que debe considerarse el cansancio natural de los alumnos, por ello siempre se procura que exista una interacción dinámica entre los alumnos a través de juegos de roles, ejercicios de interacción, entre otros. En el caso de las materias en línea el gran desafío, además de la planeación detallada, se encuentra en asegurar que los alumnos obtengan un ritmo de estudio y lo mantengan, por ello procuro tener una comunicación permanente y vigilar de cerca el avance, ya que si un alumno pierde el ritmo de estudio de una materia en línea difícilmente podrá recuperar el tiempo perdido. Este seguimiento cercano, aunque en ocasiones parece insistente y molesto, al final del curso es reconocido por los alumnos de las materias en línea, que de otro modo posiblemente no lograrían terminar en tiempo y forma. También son de gran ayuda las sesiones virtuales a través de la herramienta tecnológica (brightspace), que dan una gran flexibilidad para impartir clases, además que puede hacerse desde cualquier parte. Como los alumnos son personas que trabajan en empresas, procuro que el horario de clase sea después de las 8 de la noche entre semana en una sesión de media hora. Otra de las ventajas del uso de la herramienta tecnológica para las sesiones virtuales es que éstas pueden quedar grabadas para los alumnos que no pudieron participar activamente en la sesión. La participación en las sesiones virtuales también es un indicador del que hay que estar pendientes para evaluar la participación y el avance de los alumnos, reitero que en las materias en línea lo más importante es apoyar al alumno a mantener el ritmo. Por otro lado, desde mi punto de vista, hay que transmitir al alumno el interés genuino en su proceso de aprendizaje, ya que se trata de una experiencia compartida entre el alumno y el profesor, no funciona si sólo una parte se interesa; tienen que ser ambas para que se avance, de este modo al hacer partícipe al alumno y además lograr que perciba que no está solo en el proceso, se logra una interacción más productiva.

He tenido la fortuna de interactuar con varios de mis alumnos en etapas posteriores, a veces años después de haber compartido el aula ya sea de manera presencial o virtual, y una de las mayores satisfacciones es que mantienen vivos varios de los conceptos que compartimos. Más allá del uso de técnicas y herramientas relacionadas con la disciplina de la calidad, mantienen los conceptos que permiten funcionar mejor en el campo laboral y sobre todo relacionarse con otras personas para juntos construir cosas mejores. También es más importante el proceso de asimilación de los conceptos que el proceso de utilización de las herramientas aprendidas. Otro aspecto relevante es la visión de las situaciones ubicadas en su contexto, quizá una de las cosas más difíciles de manejar para un ingeniero de calidad es que no siempre se utiliza la misma herramienta para solucionar un mismo problema, pues el contexto es diferente. Por contexto me refiero al grupo social del que se trata, al tiempo, a la situación política o legal, entre otras.

El principal logro es el hecho de que después de más de 20 años de actividad docente mis alumnos me siguen consultando sobre sus actividades (incluso los de hace 20 años); el principal desafío ha sido y sigue siendo el vertiginoso cambio tecnológico que obliga al docente a buscar nuevas estrategias cada semestre. A veces pienso que no he sido lo suficientemente ágil para incorporar nuevas tecnologías en los procesos de enseñanza- aprendizaje, tanto en aula como en las materias virtuales. Una de las áreas de oportunidad donde considero que la universidad podría darnos mayor apoyo es justo en el soporte tecnológico para la producción de nuevos elementos. Por ejemplo, en algunas otras instituciones se pueden grabar videos con apoyo profesional para mejorar significativamente la calidad de la producción, quizá también el tener acceso a nuevas herramientas tecnológicas, el acceso a encuestas en línea a través de apps, por ejemplo, podrían ser de mucha utilidad para mantenernos a la vanguardia.