Aprender a aprender, y a aprehender, la historia de la arquitectura

Mónica Elena Silva Contreras

¿En qué contexto desarrollas tu experiencia?

Alumnos de licenciatura quienes, en su mayoría, esperan ejercer la práctica en proyectos y/o en construcción. Aun cuando sólo unos pocos pretenden dedicarse específicamente a la investigación en historia y teoría de la arquitectura, casi todos son conscientes de la importancia que tiene la reflexión sobre la disciplina y asumen que la escuela es el lugar oportuno para ello, porque la práctica profesional pocas veces les ofrecerá esa oportunidad. En ese sentido, una alumna me comentó que en la escuela pueden aprender muchos programas de diseño asistido por computadoras, pero que al llegar a la práctica profesional la mayoría serán obsoletos, mientras que las pláticas sobre la teoría y la historia de la arquitectura no perderán su vigencia. El contenido de los cursos va dirigido a la reflexión sobre la historia de la arquitectura de modo tal que no se entienda como secuencia de estilos y/o formas, sino como la práctica en la resolución de problemas proyectuales por parte de otros arquitectos quienes no sólo proyectaron edificios y los construyeron, sino que reflexionaron sobre su trabajo, muchos de ellos para compartirlo con sus contemporáneos mediante publicaciones. Procuro que los alumnos entiendan la actividad académica como una manera de hacer arquitectura y no un requisito para algún día ejercer una carrera. De hecho, creo que llamarlos arquitectos en el salón de clases contribuye a que sean conscientes de estar ya inmersos en la disciplina que eligieron para desempeñarse profesionalmente. Muchas veces los alumnos notan lo jóvenes que eran muchos arquitectos cuando hicieron algunos de sus trabajos más notables, eso les permite mirar con optimismo su carrera y entender a las grandes figuras de la historia de la arquitectura como profesionales llenos de entusiasmo y energía, tal como ellos mismos lo son ahora. Las clases se desarrollan en aulas teóricas, lamentablemente con una disposición de las bancas que hace difícil la plática activa entre los alumnos, por lo cual me muevo constantemente por el salón para hacerlos verse los unos a los otros. Eso me permite mirar desde el fondo, las imágenes en la pantalla y compartir desde su misma perspectiva. Todo el tiempo solicito que describan los edificios que ven, que lo comparen con el trabajo de otros arquitectos analizado en otras sesiones, que comenten lo que les parezca oportuno, todo comentario puede generar un complemento a lo preparado para la clase que, casi siempre, es de interés compartido, puesto que surge del punto de vista de los alumnos.

CREO QUE LLAMARLOS ARQUITECTOS EN EL SALóN DE CLASES CONTRIBUYE A QUE SEAN CONSCIENTES DE ESTAR YA INMERSOS EN LA DISCIPLINA QUE ELIGIERON PARA DESEMPEñARSE PROFESIONALMENTE

"Docente"

¿En qué consiste la experiencia docente que quieres compartir?

Toma mucho tiempo documentar y preparar cada clase, aunque haya una idea general y un precedente de semestres anteriores, revisar los apuntes para hacer ajustes y mejoras implica localizar información y hacerla formar parte de un todo. Hacerlo con un punto de vista propio, localizar imágenes de los proyectos y las obras que, según considero, debemos analizar en cada sesión, así como precisar lo trascendente de cada uno para la historia de la arquitectura, es un trabajo que requiere tiempo y actualización permanente. Diseñar actividades de evaluación que signifiquen aprendizajes y no sólo un resultado numérico que permita una calificación del desempeño de los alumnos, también es un trabajo que requiere tiempo y actualización. Solicitar a los alumnos preparar un ensayo y comentar el desarrollo de sus ideas durante el proceso de análisis de la arquitectura contribuye a la participación activa en el proceso enseñanza-aprendizaje, ayuda a asumir el trabajo evaluado como proceso de aprendizaje y no sólo como una actividad calificada. El formato de entrega en afiches implica la síntesis propia de las ideas escritas con material gráfico, con lo cual se reduce al mínimo la opción de copiar y pegar textos de una publicación: exige elaborar lo comentado en clase y redactar conclusiones propias sobre un tema. En general, los formatos que comprometen la información gráfica tanto como los textos, contribuyen a manejar de manera complementaria unos y otros contenidos, seleccionando planos, fotos, detalles, croquis que contribuyan a expresar ideas, a mostrar lo que se considera importante en una obra o en el trabajo de un diseñador/constructor. Mostrar a los alumnos que la capacidad de un arquitecto de pensar con una "mente gráfica", capaz de identificar, diferenciar y analizar dibujos y fotos, es un aspecto del que podemos sacar provecho. Esto contribuye a que los alumnos valoren esa destreza -en muchos de ellos natural- como un privilegio que en arquitectura es importante, pues permite "hacer hablar" a bocetos, fotos y planos. Preparar una materia optativa, Historia de la construcción arquitectónica moderna, me ha permitido desarrollar un punto de vista en el cual los alumnos asuman la historia de la disciplina como un proceso activo, protagonizado por profesionales dedicados a su oficio con la intención de mejorarlo en técnicas y en estéticas. Pretendo que las clases se desarrollen con formato de seminarios, pero desafortunadamente los salones de clases no siempre contribuyen a que los alumnos puedan disponerse en el salón como lo requiere un seminario: una mesa que permita compartir los aprendizajes y no recibir una clase magistral. Creo en el aprendizaje activo por parte de los alumnos y no en la actitud pasiva de quien va como espectador a clases. De hecho, defino lo que hago como "ir a clases" no como "dar clases", puesto que voy a clases a compartir con los alumnos y no sólo a darles una plática. En mi situación particular, la investigación y la publicación de textos académicos resulta básica para el desarrollo de los conocimientos que pretendo compartir con los alumnos. Participar en congresos y otros eventos académicos ha sido fundamental para mi crecimiento como docente. En general, creo que un profesor que investiga puede aportar a la enseñanza mucho más que sólo leyendo lo que otros han investigado y publicado. Investigar contribuye a la actualización especializada y a transmitir la necesidad de esa actualización a los alumnos. Contribuye, además, a plantearles retos novedosos, no sólo para su actividad académica actual, sino para abrir perspectivas de formación disciplinar especializada. Mostrar a los alumnos que el camino no acaba con un título de licenciatura resulta fundamental para el desarrollo de la disciplina, así como para elevar los niveles de productividad académica, técnica y profesional en México. En ese sentido, trato de mostrar a los alumnos que el trabajo de investigación que realizamos algunos de sus docentes, contribuye con la producción de conocimientos sobre la disciplina en México y a hacer de la Ibero una universidad mucho más competitiva en el ámbito nacional e internacional. En general, las materias de teoría e historia de la arquitectura pueden coadyuvar a que los alumnos reflexionen sobre la disciplina y asuman que todos hemos elegido la arquitectura como modo de vida, porque tenemos la firme voluntad de ayudar con la construcción de un mundo mejor.

HACERLOS PARTíCIPES DEL PROCESO ENSEñANZA-APRENDIZAJE CONTRIBUYE A QUE ASUMAN, NO SóLO SU RESPONSABILIDAD EN EL MISMO, SINO SU POTENCIALIDAD PARA DESEMPEñARSE EN SU VIDA PROFESIONAL.

"Docente"

¿Cuáles son los resultados alcanzados por tus estudiantes a partir de tu experiencia?

Tal vez mi aspiración más alta es enseñar a los alumnos a tener pensamiento autónomo, independiente, a no dar por hecho el conocimiento sobre la arquitectura. Del mismo modo, a valorar el trabajo de quienes han les han antecedido en la producción de ese conocimiento, reconociendo lo acertado de ideas, puntos de vista, etc. De ahí que insisto en hacerles preguntas y en enseñarles a hacerse preguntas, partiendo de que todo conocimiento surge de una buena pregunta. Ayudar a los alumnos a desarrollar ideas propias generar autoestima y asumen que al generar su propio aprendizaje están haciéndose mejores profesionales. Al apropiarse del conocimiento mediante el debate sobre el mismo, los alumnos se dan cuenta de sus propias competencias y valoran su propia capacidad. Hacerlos partícipes del proceso enseñanza-aprendizaje contribuye a que asuman, no sólo su responsabilidad en el mismo, sino su potencialidad para desempeñarse en su vida profesional. Un aprendizaje fundamental para cualquier nivel de enseñanza es el de la localización de fuentes de información confiables para el estudio y la investigación acordes con el nivel de conocimientos que ya han adquirido y el que esperan lograr. Citar convenientemente a los autores, son insistencias permanentes en los cursos que generan conductas intelectuales éticas. Haber invitado en Octubre de 2018 a los alumnos a participar con su trabajo en un evento de investigación nacional ha sido una de las experiencias más satisfactorias de mi carrera docente y creo que fue de mucho beneficio para quienes participaron: al presentar su trabajo ante un auditorio de profesionales y otros estudiantes de distintos niveles, convirtieron su experiencia académica en una exposición profesional de sus trabajos de investigación e hicieron de su actividad en clase un tema de interés que trascendió fuera de los límites de un curso. Por otra parte, exigir a los alumnos puntualidad para llegar a clases, al entregar sus trabajos, dar el ejemplo en responsabilidad en el desempeño de la actividad docente, es un granito de arena para construir una mejor sociedad. Desear que la responsabilidad en el manejo del tiempo propio y de los demás se convierta en un hábito sigue siendo una ambición como docente. Lamentablemente el contexto en el cual nos desempeñamos no siempre contribuye a convertir la responsabilidad y la puntualidad en una conducta habitual.

CREO QUE LLAMARLOS ARQUITECTOS EN EL SALóN DE CLASES CONTRIBUYE A QUE SEAN CONSCIENTES DE ESTAR YA INMERSOS EN LA DISCIPLINA QUE ELIGIERON PARA DESEMPEñARSE PROFESIONALMENTE

"Docente"

¿Cuáles son los logros y nuevos retos que te plantea la reflexión sobre tu experiencia docente significativa?

Desarrollar la paciencia para entender diversos modos y velocidades de pensamiento, de tiempos de aprendizaje, ha sido fundamental para ser, no sólo mejor docente, sino mejor ser humano, ha sido un aprendizaje que valoro mucho de mi actividad como profesora. Además, el trabajo como docente permite enseñar y aprender a gestionar el tiempo, algo que muchos alumnos no saben manejar y que debe hacer toda persona adulta. El principal reto que plantea la actividad docente es la actualización permanente, considerando no sólo la cantidad, sino la diversa calidad de la información referida a los temas académicos que día a día tenemos disponible en medios digitales. Esa actualización contribuye a enseñar a los alumnos a discriminar las fuentes de información confiable y seria ante las repeticiones y plagios. Esto, que es un desafío casi diario, permite mostrar a los alumnos un camino ético a través de la selección de sólo lo intelectualmente valioso, confiable, significativo para el crecimiento intelectual. Ese aprendizaje contribuirá con un mejor desempeño laboral y con la construcción de una mejor sociedad. Tal vez la dificultad más frecuente en el desempeño de la docencia en la Ibero es la escasa valoración que muchos alumnos dan a la actividad intelectual como modo de vida. Asumir que el desempeño de una actividad va más allá de un trabajo profesional, con horarios y calendarios, para ser el modo en que contribuimos con la mejora de la sociedad es un tema difícil de compartir. La noción de la universidad como el medio para alcanzar un título profesional es muy arraigada y los docentes tenemos la responsabilidad de hacer ver la actividad académica como una experiencia integral de vida.

¿Qué elementos de tu experiencia podrían ser replicables o transferibles en otros contextos (asignaturas, programas académicos)?

El aprendizaje activo que implica la dinámica de seminario en lugar de clase magistral, formato aún tan arraigado, podría ser la base para generalizar la noción de responsabilidad compartida que tenemos profesores y alumnos en el buen desarrollo de las actividades de un curso. Trabajar con formatos de evaluación dinámicos (exposición de trabajos en proceso, más que procesos terminados) contribuye al interés de los alumnos por los comentarios sobre sus actividades y a que la retroalimentación sea no sólo por parte del profesor, sino de los compañeros. De ese modo se genera un intercambio de ideas y no sólo una exposición con una calificación al final. La evaluación de un trabajo en proceso contribuye también a enseñar, y no sólo a evaluar, asuntos éticos básicos como la citación correcta a los autores consultados, las referencias a las fuentes de información, etc. Los formatos de trabajos con equilibrio entre textos y gráficos contribuyen a que los alumnos generen ideas propias al tener que sintetizar y destacar lo más importante de una investigación. Esos formatos, muy propios de las actividades de arquitectos y diseñadores, pueden ser aplicados en diversas asignaturas. Esos tres aspectos, que considero han distinguido las actividades docentes desarrolladas durante estos años en la Ibero, podrían ser transferibles a otros espacios académicos. Del mismo modo, un recurso interesante para generar interés entre los alumnos ha sido llevarlos a explorar exposiciones y archivos: en Primavera 2018, con un pequeño grupo fuimos a la exposición sobre la arquitectura de Carlos Leduc, por ser en el Palacio de Bellas Artes, los alumnos no sólo vieron y comentaron los contenidos de la exposición, sino que también hablaron sobre el edificio donde estábamos. Aun cuando ya lo conocieran, comentar con sus compañeros les permitió poner en práctica sus aprendizajes. Durante este periodo, Primavera 2019, con otro pequeño grupo fuimos al Archivo de Arquitectos Mexicanos, un archivo documental en la Facultad de Arquitectura de la UNAM. La admiración ante planos y perspectivas dibujadas a mano por parte de los alumnos fue maravillosa, pero sobre todo cumplimos el objetivo de conocer un entorno en el cual se resguarda parte de la memoria de la arquitectura mexicana del siglo XX. Estas experiencias son en sí mismas aprendizajes valiosísimos en su vida académica. No son evaluables en los términos curriculares regulares, pero son un aprendizaje directo acerca del valor de la mirada crítica ante la arquitectura.

¿Qué se requiere para poder replicar o transferir tu experiencia en otros contextos?

Lo más básico para el desarrollo de actividades dinámicas de enseñanza-aprendizaje es el entorno físico adecuado: la comunicación ocurrirá de acuerdo a la disposición de los participantes de un curso en el salón de clases. El espacio dominado por la mesa del profesor, controlando el frente del salón hace difícil a los alumnos romper la pasividad de quien asiste a escuchar y no a participar de las actividades de un curso. En ese sentido, la actitud pasiva es similar a la de un espectador en el cine: va a ver y a escuchar una historia que le interesa, pero no se siente en capacidad de participar de la trama. Un salón con dimensiones acordes con el número de alumnos, dispuestos de tal modo que se puedan mirar unos a otros y no ver la espalda de otros, contribuiría inmensamente a romper esas conductas pasivas. Lo ideal serían salones con mesas de discusión, en las cuales el profesor sea un facilitador del intercambio de ideas, a partir de la propuesta de textos específicos que le permitan tener el control del tiempo y la construcción de las conclusiones sobre el tema. Lamentablemente, la actividad de los profesores de la asignatura no permite un intercambio acerca de las dinámicas de clases propuestas y sus resultados, de los formatos de evaluación y sus resultados, así como del manejo de los diversos y crecientes formatos disponibles para el estudio de los distintos temas. En ese sentido, la institución podría colaborar en la generación de espacios permanentes de encuentro e intercambio de conocimientos y evaluación de experiencias docentes.

Desde tu expertise docente, ¿Qué podrías compartir con otros profesores para la mejora de sus prácticas?

Tal vez compartir las experiencias en cuanto a actividades para la evaluación de aprendizajes y competencias por parte de los alumnos estaría entre lo más valorado por todos, pues ante las deficiencias de formación de muchos alumnos, se hace necesario plantear trabajos que permitan evaluar conocimientos y que contribuyan también a la mejora en las capacidades básicas de un universitario. En tal sentido, sería necesario compartir propuestas de actividades que puedan ser guiadas por el profesor, para así insistir en asuntos básicos como el buen uso del lenguaje (oral y escrito), la ética al referir autores, obras y proyectos. Las actividades que contribuyan a un aprendizaje dinámico, en general, son muy apreciadas por los alumnos y compartir algunas posibilidades podría ser significativo para generar un equipo docente coherente. Enseñar entre todos es más fácil que hacerlo solos y tendría mucho más sentido para los alumnos ver que los criterios de enseñanza son compartidos, así como los valores y las competencias que esperamos compartir.

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